Para conmemorar el natalicio de María Montessori, un 31 de agosto en el año 1870, en Chiaravalle, un pequeño poblado italiano, he seleccionado una conferencia que María Montessori dictó (1946) en la que cuenta cómo es que el Método llegó a ser conocido como «Método Montessori» sin que así ella se lo propusiera y de los orígenes de lo que ahora es la pedagogía Montessori, difundida por todo el mundo.
«Quiero decir unas palabras entablando una conversación antes de entrar en un estudio serio, debido a que hay cientos de métodos de educación existentes hoy en día y es difícil orientarse entre tantos. Este método que lleva mi nombre es considerado como uno de los muchos otros métodos diferentes y debido a esto pueden surgir dudas y conclusiones; se puede llegar a confundir en vez de aclarar las ideas. Por lo tanto, me gustaría aclarar la diferencia entre éste método y otros, que se deben a los esfuerzos de personas de talento, dotadas de un gran amor por humanidad. Me gustaría dejar claro que, si bien este método lleva mi nombre, sus resultados positivos no se deben a los esfuerzos del pensador quien ha ideado algo, sino que se deben al niño mismo que los ha desarrollado mediante el trabajo. Lo que nosotros estudiamos en nuestro método tiene su origen en el niño. El método se basa en el seguimiento del niño y su psicología. Es objetivo y no subjetivo como todos los demás. Siempre se basa en la habilidad de ser capaz de trabajar en las abstracciones hechas sobre los fenómenos procedentes del propio niño. El método objetivo se basa exclusivamente en la observación, la observación de los hechos. En este sentido, mí método es completamente diferente de los que provenían de algunas personas que se han basado en otras teorías.
Ustedes pueden preguntarse, por qué se le llama el Método Montessori, por qué lleva mi nombre. Bueno, ¡nunca lo llame así! Este es el primer punto que deseo dejar claro. El título que le di a un libro que da detalles del estilo de trabajo al que me refiero fue «El Método Científico de la Pedagogía Aplicada para la Educación de los Niños en las Casas de los Niños». Era un método de la pedagogía científica. Cada ciencia tiene un método y se trataba de un método aplicado a la pedagogía. Cuando llegó el momento de traducirlo al Inglés, lo que sucedió en los Estados Unidos de Norteamérica, los editores, dijeron «Dios mío, ¡qué largo título! Vamos a hacerlo más sencillo. Llamémosle Método Montessori». Todas las publicaciones en inglés han llevado ese nombre desde entonces.
El nombre, como siempre, no era de importancia y no despertó interés. Lo que ha despertado el interés ha sido el hecho de que un método científico estaba siendo aplicado a la educación. No era el titulo o la pretensión científica lo importante. ¿Cómo es posible encontrar un nombre para algo nuevo que pasa en el mundo? Éste era el nuevo fenómeno que tomó lugar, que era de importancia y éste fenómeno se originó de los niños.
Me gustaría decir unas palabras acerca de lo que los científicos pretendían en ese momento, que fue hace cuarenta o cincuenta años atrás. La pedagogía científica surgió por la buena intensión de cierta gente que deseaba mejorar las condiciones de las escuelas de entonces que estaban padeciendo de los errores cometidos por más de 200 años; por supuesto quienes los padecían eran los niños. Un remedio era necesario y la única forma de llevar a cabo una reforma era haciéndolo científicamente. Por lo tanto, el nuevo método era llamado Pedagogía Científica. La idea era esta, «Conozcamos al niño primero para educarlo». El primer problema era cómo conocer a los niños.
Entonces dijimos «Vamos a hacer lo poco que podamos», y lo hicimos. Comenzamos midiendo el cuerpo para ver cuánto median los niños a cierta edad, el tamaño de sus cabezas, el tamaño de sus narices, etc. Hicimos un estudio antropológico. Al igual que unos registros de sus historias personales, de las enfermedades que tuvieron, el historial de sus familias, al estrato social al que sus padres pertenecían, etc. Huellas de estos 50 años de esfuerzos aún quedan en algunas escuelas en la forma de Historias de Desarrollo individuales de cada alumno. A través de registrar la historia biológica de los niños y midiendo sus narices, orejas, etc., la gente esperaba aprender conocer a los niños.
Esto, por supuesto, era imposible. Porque, después, ya que habíamos hecho todo esto, sabíamos tanto de la psicología de los niños cuanto al inicio del proyecto: nada. Entonces se abandonó el método; sin embargo, esto mostró las buenas intenciones de las personas que querían poner remedio a las condiciones en las que trabajaban las escuelas.
Se hizo otro intento, las pruebas vinieron. Pruebas de psicología experimental. Binet fue el primero, muchos otros siguieron y continúan prosperando en las que son llamadas escuelas progresivas. Ahora, estas pruebas nos dieron idea de la sicología del niño, nos mostraron el nivel de inteligencia que posee, nos brindaron una luz de su desarrollo. Son interesantes y yo utilicé algunas de ellas en mis primeros cursos, porque estas pruebas despiertan cierta cantidad de deseo de conocer la psicología del individuo.
Pero después de haber aprendido todo lo que las pruebas mentales pudieran enseñarme acera de la psicología individual, ¿qué voy a hacer? Estas pruebas me mostraron los logros que el niño había alcanzado, pero no me mostraron cómo enseñar. El problema es desarrollar una ciencia de educación. Midiendo sus orejas, nariz, pecho, etc., midiendo el desarrollo mental no nos da una idea de cómo educar. Había algo esencial que faltaba en todos estos intentos, la pedagogía. La educación se mantuvo por un lado y el estudio del individuo permaneció en otro. Es muy difícil combinar estas dos cosas y, por consiguiente, la combinación nunca se hizo.
Cuando un individuo tiene grandes defectos ensimismo, no se puede proceder, ya que ni ideas brillantes, ni sentimientos nobles o programas especiales pueden ayudarlo. Solamente una cosa es posible: si uno trata de educar a un niño con alguna deficiencia mental sólo por medio de la palabra, del lenguaje, será un trabajo inútil, ya que ese niño no puede entender, no será capaz de responder las pruebas mentales que se le apliquen ya que no podrá responderlas.
¿Qué se puede hacer? Es necesario abordar el problema de forma indirecta y atraer su atención, es necesario hacer algo más que el simple uso de la palabra para resolver la parte que está faltando en su naturaleza, es imprescindible darle la oportunidad de hablar, que logre comunicarse con otros: algo muy diferente a simplemente obedecer, como lo hacen en las escuelas para niños normales. Incluso, aquí también ni las medidas, ni las pruebas de inteligencia son de ninguna ayuda. El niño sigue siendo un enigma, un problema. Estos acercamientos no mostraron resultados, no pueden dar ninguna ayuda para obtener una solución. La única manera posible de educarlos es hacer uso de las energías que están disponibles. Un nuevo método deberá ser aplicado. La educación de estos niños no puede ser filosófica. Para educarlos, uno deberá mantenerse estrictamente apegado la realidad, a una realidad muy limitada. Uno sólo puede hacer lo que le sea posible y hacerlo indirectamente. Es necesario darle vida a éste niño antes de que él pueda podamos tener su atención. Se deberá hacer un esfuerzo especial.
Si alguien fue capaz de tener éxito en la educación del niño anormal, debió haber utilizado algún método científico novedoso, porque no se puede tomar de la pedagogía actual. Hay una base científica, la educación de los sentidos, una formación determinada que se aplica a estos individuos. Esto fue el primer logro real en la pedagogía científica, porque siguió el método con el que fueron educados esos niños relegados. No fue meramente una transmisión de conocimientos, el individuo se volvió más poderoso, más perfecto, feliz, más enérgico que antes. Fue un milagro. Fue demostrado que si tenemos una verdadera pedagogía científica debemos olvidar todo y dar toda nuestra alma para este propósito. Ustedes deberán aplicar de forma indirecta toda la ciencia que tienen en su mente para transformar, enriquecer, perfeccionar y ayudar a una personalidad. No se trata de trasmitir conocimientos nada más.
Entonces hay dos planes: uno es el dar conocimientos, seguir una planeación. El otro es ver la vida del hombre y servirle, y en el servirle, ayudar a la humanidad.
Este último es el único que realmente vale la pena, mientras que el propósito de la educación deberá ser un individuo más perfecto o de lo contrario, la educación no sirve para nada. He ahí el ideal de la educación: deberemos tener amor a la humanidad no un plan preconcebido para aplicar.
Hay un caso paralelo al de los niños con retrasos o deficiencias mentales: el del recién nacido. La educación deberá comenzar desde el nacimiento. Ahora todos decimos esto. Pero qué problema, ¡cómo uno puede ayudar a un niño que no habla, que no puede entender o moverse! Si queremos tener éxito, tendremos, sin duda, que hacer un trabajo científico. La educación comienza con el nacimiento del niño, pero sus dictámenes deberán provenir del niño, no de nosotros.
El suceso más interesante ocurrió cuando apliqué algo de la pedagogía desarrollada para niños anormales a niños normales. Un fenómeno ocurrió por casualidad, el cual describiré en detalle más tarde. El hecho que emergió fue inesperado, milagroso, lo más maravilloso, porque vino del alma enferma de niños pequeños normales. Fue la revelación del gran poder existente en el hombre a una edad cuando él no es considerado para nada, cuando es sólo un niño pequeño. Estos niños pequeños inflamados de alegría, comenzaron a leer y escribir. Ningún maestro les había enseñado y ellos leyeron y escribieron desde la mañana hasta la noche. Su gozo era como una flama. Lo importante era esta súbita revelación de la psicología del niño. Su logro no se debió a la acción de un educador, esto fue una revelación del poder del niño pequeño. La gente imaginó que esto fue el resultado de un hermoso método de educación, pero no fue así. Esto fue la expresión del poder del niño. Una revelación de algo que no se sabía antes. Todo el mundo dijo que yo tenía un hermoso método que les dio la habilidad a los niños, y todo el mundo estuvo entusiasmado por esto, pero no fueron ni la escuela ni el método los que produjeron el fenómeno. Lo importante fue el descubrimiento del sorprendente poder del niño pequeño. La gente hizo mucho espaviento acerca del método, pero yo estaba perdida en la admiración del alma de los niños pequeños; ante la realización de que los niños de esta edad, cuatro años de edad, tuvieran este gran poder, esta gran inteligencia. Los niños mayores, aquellos de nueve años, eran menos inteligentes. Esta fue la primera vez que tuvimos una demostración que la inteligencia del hombre no progresa hacia delante, haciéndose cada vez mayor. En las diferentes edades hay diferentes mentalidades. Hay un tipo de mente en los menores, diferente de la de los mayores.
También, por primera vez, nos dimos cuenta que los niños pequeños tienen poderes que se pierden más tarde. Es una cuestión de la evolución de cada vida individual. En el primer año de vida tenemos grandes potencialidades y un gran poder que no es tomado en consideración y que, por lo tanto, llega a perderse.
Una vez que se habían dado cuenta de que cada uno tiene una oportunidad de observar la misma cosa, por ejemplo: a un niño de 14 años se le dificulta memorizar palabras, mientras que un niño de 5 años puede memorizarlas fácilmente y con placer. No es verdad que con el desarrollo obtengamos más poder. Existen diferentes periodos en la vida durante los cuales podemos adquirir diferentes habilidades. Los niños pequeños pueden hacer cosas que los mayores no pueden hacer más. Los niños de 0-6 años tienen un poder que desaparece por completo después de esa edad debido a que esa es la edad de la creación. Por ejemplo, nosotros no podemos ni siquiera producir un diente, mientras que ellos durante su desarrollo llegan a producir todos los dientes. Ese es un poder físico peculiar de esa edad. Sin embargo, sucede lo mismo en el campo sicológico. Hay periodos en desarrollo psíquico que le dan al niño la capacidad que ningún método puede darle. El segundo descubrimiento fue precisamente el de «Los Periodos Sensitivos». Estos son periodos en el desarrollo psicológico durante los cuales el niño tiene capacidades muy poderosas.
Así que observamos que tenemos que hacer un nuevo plan. Debemos estudiar al niño en relación a estos poderes desde el inicio de su vida, desde el nacimiento. Debemos estudiar y observar tan misterioso evento: el inicio de la vida síquica del hombre.
El niño pequeño es el creador de la mente del adulto. Esta creación deberá ser estudiada en la secuencia de sus fenómenos. Debemos saber la psicología del niño pequeño si queremos ayudar a la vida. Debemos estudiar su profunda y misteriosa sicología, observar la línea de su desarrollo y encontrar qué ayuda debemos dar en el momento preciso.
Cómo hacer esto será explicado con detalle más adelante.
Ahora sabemos que debemos utilizar estas energías ocultas y para hacer eso debemos primero conocerlas. Debemos hacer un plan de desarrollo con la guía que el niño nos da a través de los poderes que él nos va revelando mientras lo observamos. No debemos proceder con nuestras propias ideas o con nuestros prejuicios, no mediante un método preconcebido, sino observando al niño. La personalidad del niño se encuentra con altivez a la mitad del gran problema de la educación. Él es el único maestro existente en este plan. Este niño que se nos presenta con sus maravillosas energías ocultas, es quien deberá dirigir nuestros esfuerzos. Cuando decimos que el niño es nuestro maestro nos referimos a que sus revelaciones son las que debemos tomar en cuanta como nuestra guía. Si usted no entiende esto, no tiene sentido. Nuestro punto de inicio deberá ser la revelación de estas características del individuo humano. Yo digo que debemos tomar al niño como nuestro maestro. Probablemente ustedes objetarán diciendo que debemos educar al niño, que debemos darle esta o aquella información, que él deberá aprender esto y aquello. Pero, yo les digo que no tengan estos prejuicios, porque cuando sus energías son liberadas, el niño es más capaz de aprender que antes. Entonces, yo digo que este es el Método del Niño, no el Método Montessori.»
María Montessori, Chiaravalle, Italia 31 de agosto de 1870 – Noordwijk, Holanda, 6 de mayo de 1952
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