El trabajo del niño es una meditación. El trabajo alimenta al espíritu; por lo tanto, un espíritu alimentado es un espíritu que genera paz.
Los motivos que le dieron a María Montessori las pautas para construir poco a poco a través de la observación las fases y las necesidades que tienen los niños.
La observación nos permite enfocarnos en las necesidades, darnos cuenta de cuánto tiempo necesitan para realizar y entender las actividades que están haciendo.
Las observaciones de la necesidad de coordinación y movimiento dan el origen al área de Vida Práctica. Todos los ejercicios tienen objetivos claros y definidos. No son juguetes que no llevan a un reto.
La edad preescolar es importantísima en el desarrollo de conexiones neuronales. Las actividades que realiza le ayudan a desarrollar el sistema nervioso por medio de los objetos que serán herramientas para hacer, no sólo ver. Es necesario que experimente sensorialmente, que vaya conquistando su mundo. El niño necesita ser independiente para tener un desarrollo organizado, conociendo sus capacidades, satisfacer sus necesidades completamente para poder pasar a lo más adelantado. Esta ligado directamente con el desarrollo de la voluntad (Horme), las expansiones, abrir la mente y el mundo de actividades inteligentes dirigidas al éxito y que puedan ser auto evaluables.
William James plantea que mientras más concentración haya en un trabajo mayor será la maestría que ayude a la habilidad, con mayor concentración.
Es necesario fomentar y favorecer a la concentración con el ambiente preparado con materiales de desarrollo que tienen un punto de interés, y control de error que le dan al niño la satisfacción que ensalza la autoestima cuando termina el trabajo. Los materiales tienen que ser de acuerdo a su capacidad e interés. Muy fácil, no representa un reto, muy difícil crea frustraciones.
Cuerpo y mente no pueden trabajar separados. La importancia de la concentración permite al niño a alcanzar la normalización (salud mental), con movimientos armoniosos, coordinados, silencioso y con un propósito.
Para lograr esto es indispensable darle la importancia a las lecciones preliminares, mostrarle cómo desenvolverse en el ambiente creando la consciencia de movimiento económico unidos a la mente.
Se desarrolla el pensamiento lógico y la secuencia lógica de los movimientos y actos.
Vida Práctica tiene como médula Gracia y Cortesía, es la que le da la belleza de la caridad, la armonía en los movimientos, la delicadeza en el trato con los que comparten en el ambiente.
Las disfunciones psicológicas (inestabilidad, violencia) son enfermedades funcionales que se curan con la higiene psíquica, es decir, por medio de un ambiente organizado y cuidado que les de orden y estructura.
La campana o el «escuchen» debe darse una sola vez y es la actitud que habla. Lo mismo pasa con la palabra «silencio». El niño atiende sin realizar otra actividad a la instrucción que se está dando.
Se basa en el arte del detalle para preparar cosas reales con productos que representen la vida real, codificado por colores y materiales que le ayuden a crear una estructura y orden que llevará a lo cotidiano. Vida Práctica es un museo de la refinación de movimientos de la mano que lleva a la perfección en el trabajo que se realiza.
Preparar el material e invitar al niño a usarlo, presentar el material con entusiasmo que contagie al niño y lo enamore, con palabras amables y precisas para explicar lo mínimo indispensables sin perder el contacto humano. Una vez que el niño trabaja es bueno dejarlo solo para que repita el ejercicio. Si el niño ha terminado o no realiza el ejercicio se pasa a la recolección del material son los tres pasos que conforman cada uno de los ejercicios.
Reflexiones surgidas al escuchar una de las pláticas de Gabriela Ortega.
Tita Llerandi, 2008